
Durante Jueves y Viernes Santo, muchas personas en Colombia y en el mundo optan por guardar silencio, bajar el volumen de la música o incluso abstenerse de escucharla, evitar celebraciones o no consumir carne.
Estas acciones no surgen de una obligación impuesta, sino de una comprensión cultural y espiritual que ha sido transmitida de generación en generación.La tradición católica considera estos días como momentos de duelo, pues recuerdan la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
En este contexto, el silencio y la abstinencia no son simples restricciones, sino símbolos de respeto, empatía y reflexión.Sin embargo, más allá del credo, esta temporada puede entenderse como una oportunidad para frenar el ritmo agitado del día a día y reconectar con uno mismo y con los demás.
Evitar el bullicio, compartir en familia y practicar la introspección son formas universales de aprovechar estos días para el bienestar interior.