Las cinco dificultades en accesibilidad que tuvieron las personas con discapacidad en las elecciones para Senado y Cámara

Las personas con discapacidad requieren tener un tipo de accesibilidad para poder votar, y aunque las condiciones ya están entendidas y reguladas en Colombia, todavía se encuentran dificultades que hacen que sufragar para esta población no sea del todo una posibilidad sin barreras.

Por: John Alexander Díaz Ortegón

Tal vez hayamos podido ver en las últimas elecciones a personas con discapacidad por ahí en los puestos de votación, tratando de sufragar para elegir al igual que el resto de colombianos al candidato de su preferencia; sin embargo la participación democrática todavía para muchos de ellos no es pertinente, ya que se encuentran todavía con muchas dificultades que a cualquiera le provocaría frustración. Elegimos cinco de las barreras más recurrentes que encontramos.

Así fue que  en las redes sociales pudimos ver allá escondiditas entre tantas publicaciones, las quejas de algunas personas que quisieron que los demás se enteraran de sus dificultades para seguir promoviendo conciencia entre los demás colombianos, ya que no todos entendemos bien cuáles son esas limitaciones con las que esta población se encuentra y cómo el estado y los demás ciudadanos podrían ayudarles.

  1. Dificultades en los tarjetones en Braille.

El día domingo denunciamos en redes sociales cómo los tarjetones que se realizaron en braille por parte de la registraduría general de la nación para que las personas ciegas y con baja visión pudieran votar, presentaban diferencias significativas con el tarjetón que usaron las personas que veían. Es decir, mientras los tarjetones que usaron la mayoría de colombianos estaban distribuidos entre listas preferentes y no preferentes, cerradas y abiertas, en los tarjetones en braille no se encontraba estas diferencias, sino que al contrario, todas las listas se titulaban preferentes, y aquellas que debían haberse puesto como no preferentes, estaban numeradas, llevando al elector a cometer un error que llevaría a la anulación de su voto. Es decir, que los votos de las personas con discapacidad visual estuvieron en riesgo de haberse perdido o que algún jurado con mala intención los anulara al marcar doble vez sobre los números y al ser lista no preferente el voto queda inválido.   

Esto es una dificultad que requiere una revisión inmediata por parte  de la Registraduría, porque efectivamente esta no es quien imprime los votos en braille, sino que debe ser un operador o empresa, y se debe investigar si hay alguna intención de direccionar la votación de las personas con discapacidad, algún acto de mala fe o un error de impresión por parte de quien se ganó ese contrato.

Por otro lado, es un recurso bastante grande el que dispone la Registraduría para poder llegar con accesibilidad a las personas con discapacidad y que puedan ejercer este derecho ciudadano, para que tenga dificultades tan ínfimas pero a la vez tan importantes, pues esto le daría argumentos a los partidos para denunciar algún tipo de fraude. Así mismo, existe una entidad en el estado colombiano asesora a las entidades en temas de discapacidad y entonces podría preguntársele a la Registraduría por qué esta institución no realizó la asesoría pertinente, para no hacer caer al estado colombiano en este tipo de errores.

  • No permitir el acceso a las mesas de votación a algunas personas con discapacidad.

En las redes sociales algunas personas con discapacidad manifestaron su queja por no poder votar, ya que en el ingreso de las mesas de votación no les permitieron el ingreso de su acompañante. Algunas personas con discapacidad se desplazan con acompañante y para esto requieren que en los distintos lugares les permitan su ingreso; cosa que al parecer no lo tienen bien entendido quienes se encargan de los ingresos en logística en los puntos de votación.

Lo anterior se convierte en una barrera de acceso para algunas  personas con discapacidad, pues por elección estos acompañantes no solo se encargan de su acompañamiento para el desplazamiento, sino que además son quienes le asisten al momento de votar, pues en algunos casos el tarjetón en braille no llegaron al punto de votación y tienen que sufragar como lo hacen todas las personas y por su discapacidad es imposible que lo realicen de manera autónoma. Así mismo, los tarjetones no se encuentran en lengua de señas y deben ser interpretados por profesionales que conozcan la lengua de señas y es por esto que deben asistir con la persona sora. O por altura de los puestos de votación, algunas personas en silla de ruedas no alcanzan el módulo de sufragar y deben ser reducidas las barreras para que puedan votar de manera que esto no se les convierta en una barrera arquitectónica.

  • Los tarjetones en braille no llegaron a todos los puntos del país.

De la misma manera supimos que en algunas de las mesas de votación no llegaron los tarjetones en braille, y las personas con discapacidad visual no pudieron votar porque no contaba con acompañante. Es así que en las redes sociales conocimos algunas de las quejas que tuvieron los ciudadanos con discapacidad, al asistir al punto de votación y no encontrar el tarjetón accesible Así mismo, varias personas tuvieron que esperar mucho tiempo antes de poder acceder a su voto en braille, ya que la mesa no contaba con este recurso de apoyo para acceder de una manera equitativa a su derecho ciudadano, con el tiempo pertinente y los ajustes adecuados para su participación efectiva, que para participar de la democracia como los demás a su alrededor lo estaban haciendo.

  • En algunos municipios se entregaron tarjetones que no correspondían a cámara y senado, generando confusión entre las personas con discapacidad.

Aunque varios expertos llamaron la atención sobre que particularmente estas elecciones tendrían dificultades a la hora del conteo, por la complejidad que presentaban los tarjetones, y por esta misma razón los ciudadanos también se encontrarían con no saber con claridad cómo votar, la Registraduría se mantuvo en la manera que ya había definido y para el 13 de marzo tuvimos que enfrentarnos a esa manera de sufragar que sugería el Registrador Nacional.

En esos apuros debió verse la Registraduría a la hora de distribuir, ya que en municipios como Soacha, Salgar, entre otros municipios, no llegaron los tarjetones en braille de cámara y Senado y por lo tanto tuvieron que distribuir los tarjetones de la consulta afro y la consulta indígena. Argumentando los jurados, que no tenían de los otros tarjetones y que por lo tanto distribuían los que tenían ellos a la mano.

Por otro lado, no se contaban con los protocolos para poder acceder a los puestos de votación.

Según la Registraduría Nacional, se habían realizado capacitaciones respecto a la atención de personas con discapacidad pero o los jurados comprendieron mal, no quisieron seguir el protocolo o la Registraduría presentó fallas a la hora de dar a entender el enfoque diferencial con accesibilidad para la reducción de barreras a la hora de votar de esta población.

  • El tarjetón de las consultas no contaban con accesibilidad.

Por otro lado, los tarjetones correspondientes para la consulta interna de cada partido, cuando as personas llegaron al puesto de votaciones, no estaban ni en lengua de señas ni en sistema braille. Esto por su puesto trajo dificultades en las personas con discapacidades sensoriales, ya que en los puestos de votación no se contaba con una persona que acompañara a realizar el sufragio, ni tampoco se sabía bien cómo orientarlos hasta reducir la barrera final que en este caso sería la votación por su candidato predilecto. Aunque los tarjetones de la consulta deberían dársele a cada ciudadano luego de ser solicitado por este

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