Proyecto de la USAID retrata riquezas naturales y culturales del resguardo Caño Mochuelo

Buscando ayudar a la preservación de las tradiciones ancestrales de las 14 comunidades que habitan en el resguardo, así como la belleza paisajística, flora y fauna; un proyecto de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), en alianza con la Fundación Grupo Liebre Lunar, realiza una documentación fotográfica y literaria, compilada en www.resguardomochuelo.com; además de una exposición virtual, disponible desde el 10 de julio.

‘Resguardo Indígena Caño Mochuelo: Universo en Peligro’, cuenta además con el apoyo de las empresas Crepes & Waffles y la Galería BEA.

En el Resguardo indígena viven 10 pueblos indígenas de la Orinoquía, en peligro de desaparición física y cultural, cuya existencia muchos colombianos desconocemos.

Por eso, el apoyo del programa al Resguardo Indígena Caño Mochuelo se basa en la recuperación del conocimiento tradicional de las comunidades, el fortalecimiento organizacional y el mejoramiento de prácticas como la estrategia de conservación de la biodiversidad y de sus medios de vida.

Taller de arte

La muestra cultural es el resultado del Taller Oro Vital, liderado por el maestro Pedro Ruíz con la participación de los pueblos Amorúa, Maibén-Masiware, Piapoco, Sáliba, Sikuani, Tsiripu, Wámonae, Waüpijiwi, Yamalero y Yaruro.

Allí se busca acercar al público a las culturas de Caño Mochuelo, sus cosmogonías, costumbres y prácticas de sostenimiento; estrechamente ligadas a los ciclos naturales de las sabanas inundables y a la compleja red de vida de la Orinoquía colombiana.

Igualmente, para la exhibición, el maestro Pedro Ruíz desarrolló tres obras, con el propósito de recaudar fondos para apoyar la formación de líderes indígenas del resguardo y fortalecer su organización interna.

Pedro Ruíz es un artista bogotano, inició sus estudios de arquitectura y música en la Universidad Nacional en 1975 y asistió entre 1979 y 1983 a la Escuela Nacional de Bellas Artes en París.  Durante estos años, trabajó en el Atelier 17, donde profundizó en la técnica del grabado junto a su fundador, el maestro Stanley William Hayter. En 1984, de vuelta en Colombia, se vinculó como ilustrador y director de arte a una importante agencia publicitaria.

El riesgo de la comunidad

De los 115 pueblos indígenas con los que cuenta el país, diez de ellos se encuentran ubicados en el Resguardo Indígena Caño Mochuelo, donde confluyen los ríos Meta y Casanare.

Estos pueblos, muchos de ellos nómadas y seminómadas, recorrían un territorio tradicional de más de 3 millones de hectáreas, a través de corredores de importancia biológica y cultural. Hoy, sólo cuentan con 94.670 hectáreas, que permanecen en buena parte inundadas durante cerca de 7 meses al año, situación que limita seriamente la seguridad alimentaria de las comunidades.

Aunque puede sonar extensa, el área del resguardo es de menos del 14 % de la que se requiere para el sostenimiento de las 803 familias que hoy lo habitan, según el cálculo oficial del potencial productivo de la tierra (unidad agrícola familiar o UAF). Esta insuficiencia ha afectado los recursos naturales de los cuales dependen las comunidades, generando conflictos internos y externos al resguardo.

Inicialmente constituido como reserva en 1974, el resguardo fue declarado en 1986 como medida de urgencia para evitar la completa desaparición de los pueblos originarios de la región, que han sido víctimas históricas de la violencia.

Desde entonces, han estado confinados en este pequeño territorio, que los ha protegido hasta cierto punto de los constantes enfrentamientos con colonos, del desplazamiento forzado y de las matanzas que se practicaban hasta hace pocas décadas en la región –las infames guahibiadas y cuibiadas–. Más recientemente, han tenido que enfrentar, como otras tantas regiones del país, la presencia de grupos armados ilegales, que transitan por sus territorios.

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