Luego de trasegar durante 26 años, por diferentes regiones de Colombia, de la mano de Ejército Nacional, el Sargento Mayor Orjuela da un paso al costado, para colgar su segunda piel, el camuflado, y dedicarse a compartir con su pequeño hijo y su esposa, bastiones de su exitosa carrera militar.
Su nombre es José de Jesús Orjuela Pulido, nació hace 47 años en el municipio de Guayabal de Siquima, Cundinamarca.
A los 21 años, se inclinó por la cerrera de las armas y adelantó el proceso para ingresar al Ejército Nacional, ya que por su vereda, cuando niño, los veía constantemente y empezó a nacer la admiración por los soldados; además la expansión de grupos subversivos llegó a su región, lo que nunca imaginó y “antes que me llevaran a las malas me fui para el Ejército”, recuerda.
Le fue asignada el arma de caballería, con la que tuvo la oportunidad de recorrer varias regiones, entre ellas Nariño, El Catatumbo en Norte de Santander, Cundinamarca, Caquetá, Arauca, Valle del Cauca, La Guajira, Putumayo, y su recorrido terminó en el Grupo de Caballería No.16, “Guías de Casanare”, en este joven y próspero departamento; de toda esa experiencia de distintas regiones, concluye que sencillamente Colombia es un lugar privilegiado en el mundo.
En sus 26 años al servicio de la Patria, Orjuela dice que tiene los mejores recuerdos de gratitud con los colombianos, que conocer su País y poder servir a quien lo necesitaba, eso no tiene precio; pero como todo no es color de rosa, recuerda también la crueldad del conflicto, ver morir agonizantes a sus compañeros, sin poder hacer algo para salvarlos; ver como muchos perdían partes de su cuerpo, eso aún lo tiene presente, como el día que estando en las selvas de Caquetá, recibió la noticia de la muerte de su madre, o la muerte de su padre, cuando aún estaba en la escuela de suboficiales, eso suele ocurrirle a muchos soldados.
Durante su carrera militar, realizó varios cursos y por su trabajo recibió varias condecoraciones, pero por encima de esos reconocimientos, está la satisfacción del deber cumplido “Mi orgullo es haber podido servirle y enseñarle algo a alguien, y los más importante, haber podido sacar adelanta el juramento a la bandera que un día hice”, explicó el suboficial.
Orjuela Pulido, alcanzó uno de los grados más deseados por los suboficiales, Sargento Mayor, donde son muchos los llamados pero poco los escogidos.
Llegó al departamento de Casanare hace más de un año, allí se enamoró de esta tierra llanera, de la que resalta su pujanza y el arraigo de su cultura, “La sencillez y calidad humana de su gente es inolvidable, lo tratan a uno como si lo conocieran de antes, son muy amables y agradecidos con el soldado”, dijo.
Este curtido y experimentado suboficial, a sus 26 años de servicio a Colombia, cuelga el uniforme, entrega su pistola de dotación y se ausenta de las guarniciones militares, para dedicarle tiempo a su Diana Carolina y Brayan Armando, su esposa y pequeño hijo de 12 años de edad, que supieron entender por años, lo complejo de su trabajo y que siempre lo apoyaron; también le dedicará tiempo a seguir las acciones de su equipo del alma, Millonarios.
En su despedida el Sargento Mayor Orjuela Pulido, quiso dejarle un mensaje a los jóvenes que hoy optan por la carrera de las armas en el Ejército Nacional. “Decirles que se capaciten, que le pongan todo el esfuerzo a su carrera, que respeten al subalterno y al superior, y que siempre actúen con apego a la ley, como nos enseña la Institución”, expresó.