CASANARE PODRÍA TENER LA MEJOR PALMICULTORA DEL PAÍS

Entre surcos de palma y rastra de tractores, todos los días Blanca Rodríguez se propone destacarse en el cultivo de la palma como la mejor, trabajo que se creía exclusivo para los hombres por la rudeza y desgaste físico que implica el desarrollar cualquier actividad relacionada con el cultivo, factor que no ha sido un impedimento para alcanzar las metas que se ha trazado.El campo siempre ha sido su pasión y recolectar el fruto de su trabajo la llena de satisfacción y responsabilidad, por las más de 600 hectáreas que están a su cargo y porque debe dirigir a más de 40 hombres. Con sencillez pero con un marcado carácter, hace que cada quien desarrollen sus actividades como lo requiere el cultivo.Pero llegar a ser la jefe no fue tan fácil, todo comenzó en el año 1998 cuando se desempeñaba como trabajadora en los verdes arrozales del Meta y gracias a su rudeza, fue llamada a trabajar en un cultivo de palma, del cual no tenía ningún conocimiento, pero acostumbrada a aceptar retos, tomó la propuesta con el firme propósito de escalonar en la pirámide laboral.Comenzó como lo hace cualquier aprendiz, desde el principio, con la germinación de la semilla, trasplantarla al vivero, pasarla al pre vivero, y finalmente plantarla en el cultivo, así trascurrían sus días laborales sin mayores avances en su intento por llegar a un mejor nivel, entonces fue cuando tomó la mejor decisión, capacitarse y conocer a fondo la técnica del cultivo. Con el apoyo de los patrones, Blanca Rodríguez comenzó a asistir a todas las capacitaciones y seminarios que dictaban sobre el cultivo de palma, luego se vinculó a varios programas del Sena, donde logró ser técnica en varias fases del cultivo, lo que la llevó a que ocupara el puesto de polinizadora, pasando por recolectora, tractoristas y hasta guía de los búfalos, “igual son muchas las actividades que hay en un cultivo y todas con el mismo nivel de exigencia” comenta.Aunque se siente satisfecha de los conocimientos que ha logrado adquirir en las aulas de clase, la verdadera escuela se la ha dado las plantaciones, con las que maneja un lenguaje casi perfecto, con solo ver una mata de palma sabe si está bien, si le falta fertilizantes o ha sido afectada por alguna “plaga” el más temible y que nadie quiere tener en su cultivo es el anillo rojo, enfermedad  que deben descubrirla en el momento preciso para no poner en riesgo todo el cultivo, gracias a esos 15 años de experiencia en la palma, le dan suficiente argumento para identificar cuando algo anda mal.Ahora bajo su mando se levanta un cultivo de palma que comprende una extensión de 600 hectáreas en la Finca Matepotrancas en el municipio de Aguazul Casanare,  “No es fácil trabajar con hombres, pero me he ganado un merecido respeto entre ellos” afirma,  lo que la ha llevado a vincular a más mujeres a la palmicultura como forma de mostrarles que las mujeres también son muy útiles en el cultivo.Con admiración por la posición que esta mujer ocupa, Jorge Parada uno de los trabajadores del cultivo, dice que es una mujer cotizada y que todo lo que sabe se lo aprendió a ella en los más de 10 años que llevan de conocerse ejerciendo las labores de la palma “es una experiencia para uno que ella no duda en enseñarnos, es una señora muy responsable y cuando tiene que decir algo lo dice de la mejor manera, no es malgeniada y la verdad es que es bueno trabajar con una persona de esa categoría.” dice Jorge Parada.Otra de su fiel escudera, Marina Pamo, se siente orgullosa de  trabajar con “Doña Blanca” como respetuosamente le dice, en donde desarrollan trabajos con la población desplazada desde hace 5 años, con el único fin de volverlos a hacer sentir útiles ante la sociedad. Todos estos 15 años no se han ido en vano, como reconocimiento a su destacada labor, fue seleccionada entre las mejores palmicultoras del país, para ser premiada con un reconocimiento que entrega una importante empresa del sector palmícola. Ahora se  siente satisfecha porque ha podido cumplir su meta y  dentro de sus propósitos esta seguir trabajando con familias desplazadas, para transmitirle todos sus conocimientos. Todos estos logros son su carta de presentación para lograr alcanzar el primer puesto y llegar a ser considerada como la mejor mujer palmicultora del país.

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