La delegación de excelsos aprendices músicos de Sembrando Joropo, de Casanare, ha sobresalido sobre muchos visitantes en la ciudad heroica de Colombia por su capacidad de mostrar su cultura llanera, sus danzas, ritmos y tonadas.
Los jovencitos nunchianos, entre los 12 y 18 años, estudiantes del colegio Salvador Camacho Roldán, se han convertido en improvisados profesores de joropo de marinos colombianos y de otros países que participan del Sail Cartagena 2018, de oficiales navales y de los turistas colombianos y extranjeros que recorren sus sitios históricos y las hermosas playas.
Desde que tuvieron su primera participación, recibiendo nuestro buque insignia Gloria, que ya cumplió 50 años, se destacaron entre las muestras culturales convocadas para recibir las 9 embarcaciones de diferentes naciones que engalanan desde el 21 de julio a Cartagena.
Allí además de ofrendar sus cánticos y danzas solemnemente, se fusionaron con otros visitantes de los veleros, bailaron con ellos, les indicaban los pasos básicos y cantaban sus golpes recios y joropos.
Ya en la noche de ese día en el Club Naval luego de una bella presentación ante un público de oficiales, marinos y sus familias, se integraron con ellos. Eran fácilmente reconocidos por sus sombreros, liquiliquis, vestidos floreados y cotizas. La delegación norteamericana y peruana, entre otras, los buscaron para hacerse selfies y así tener un poquito de ese inmenso llano casanareño. Luego de las fotos vino el cruce de cultura con música de San Andrés y la tradicional champeta, donde hubo una verdadera fusión de marinos y llaneros juntos bailando.
En la siguiente noche, el 22 de julio, en un coctel muy exclusivo de comandantes de las fuerzas navales de los buques visitantes, realizado en el muelle Sociedad Portuaria Regional de Cartagena, los chicos la volvieron a hacer. Hicieron una presentación hermosa de sus ritmos, que llamó la atención de los ocupados marinos que departían con sus familias. La Potra Zaina y Carrao Carrao, fueron algunas de las tonadas que se hicieron sentir junto al fuerte baile de joropo.
Esta oportunidad de dar a conocer el folclor llanero fue promovida por la empresa petrolera Equión Energía, que además es la forjadora de la escuela artística Sembrando Joropo, dentro de sus programas de responsabilidad social. María Victoria Riaño, presidente de la empresa, se vio muy alegre y satisfecha de los logros alcanzados, el aprendizaje musical pero sobre todo el crecimiento personal de los integrantes del grupo y sus familias.
Aprovechando la mañana del lunes 23 de julio, la delegación llegó al Castillo de San Felipe, que recorrieron palmo a palmo incluso en los oscuros túneles que se hicieron famosos por ser muy angostos y de baja altura, diseñados por los españoles que buscaban defenderse de los ataques de los ingleses, otrora.
Aunque no fueron con sus trajes típicos se evidenció su paso por sus sombreros y excelente comportamiento que les han inculcado sus familias y Sembrando Joropo, que a decir de la mayoría de ellos, los ha ayudado a ser unas personas integras y de muchos valores.
Antes de partir a una nueva presentación ante el público en uno de los muelles donde estaban los buques de México, Perú, Colombia, Brasil, Honduras, Portugal y Argentina, en el Club Naval hubo una emotiva celebración de los 15 años de una de las niñas cantantes, que permitió una nueva fusión de culturas, enseñanza del joropo a oficiales y visitantes del Club.
Hacia las cuatro de la tarde ya nuevamente estaban listos para un nuevo show llanero que por cuestiones logísticas se frustró pero que no impidió que los bailarines casanareños mostraran sus dones y talentos sino que también interactuaran con los de otras regiones del Caribe que también tenían pendiente su propia presentación.
En los entretantos los jovencitos y jovencitas, protegidos por sus profesores, directivos de Sembrando Joropo, del personal de Equión Energía, y de oficiales de la Marina, han disfrutado del mar, que muchos no conocían y que a ellos se les hace similar a la inmensidad del llano.