25N: La fecha que convirtió el dolor de tres hermanas en el grito mundial contra la violencia hacia las mujeres

Cada 25 de noviembre el mundo vuelve a detenerse. Las calles se llenan de nombres, pañuelos, velas y consignas que reclaman algo tan elemental como urgente: que ninguna mujer sea violentada por el hecho de serlo. Pero detrás de esta jornada, convertida hoy en símbolo global, existe una historia que marcó para siempre la memoria colectiva: la de las hermanas Mirabal, tres mujeres dominicanas que desafiaron a una dictadura y fueron brutalmente asesinadas en 1960. Su muerte transformó el miedo en movilización y el luto en legado. Por ellas, y por todas, nació el 25N.

Hoy, más de seis décadas después, la conmemoración sigue revelando una verdad que atraviesa fronteras: la violencia machista continúa reinventándose. No solo ocurre en la intimidad del hogar o en las calles; también se ha desplazado a los teléfonos, a las plataformas digitales y a los espacios donde miles de mujeres opinan, trabajan y existen.

En Colombia, esta realidad es inocultable. Las cifras muestran que las violencias cambiaron de escenario, pero no de intención. Siguen teniendo la misma raíz: un sistema desigual que limita la autonomía de las mujeres, condiciona su libertad y, en demasiados casos, pone en riesgo su vida.

Las violencias que no se ven, pero pesan

La violencia en el ámbito privado continúa siendo una de las formas más extendidas y silenciadas. Impedir que una mujer estudie, administre su propio dinero o mantenga vínculos con su familia también es violencia. Lo son los insultos que erosionan su autoestima, las amenazas disfrazadas de “preocupación”, los golpes que nunca deberían normalizarse y la manipulación emocional que las aísla hasta quebrarlas.

A estas se suma la violencia sexual, una de las heridas más profundas y persistentes. Desde los comentarios invasivos hasta la violación dentro o fuera de una relación, pasando por la explotación sexual y las agresiones como mecanismo de control en territorios afectados por el conflicto armado. En estas zonas, las niñas, adolescentes, mujeres indígenas y afrodescendientes llevan décadas enfrentando las formas más crueles de violencia, muchas veces en completo silencio.

La nueva frontera del miedo: la violencia digital

El espacio digital, que debería ser una herramienta de libertad y participación, se ha convertido en un terreno hostil para miles de mujeres. Periodistas, defensoras, creadoras de contenido y mujeres con presencia pública viven diariamente acoso, amenazas, difusión no consentida de información personal y campañas de odio.

Un reciente análisis en Colombia lo confirma: 9 de cada 10 mujeres dicen haber recibido mensajes o llamadas de contenido sexual no solicitado. Muchas confiesan que ya no contestan números desconocidos de noche, que borran comentarios para evitar ataques o que reducen su actividad digital por temor.

Una desigualdad que sostiene todas las violencias

A pesar de que hoy las mujeres son mayoría entre quienes obtienen títulos universitarios, las brechas económicas siguen abiertas: menor participación laboral, más desempleo, salarios más bajos y una carga enorme de trabajos de cuidado no remunerados. Estas desigualdades no son cifras aisladas; constituyen el escenario perfecto para que la violencia persista y se normalice.

El desafío que sigue pendienteLa pregunta que deja cada 25N es incómoda pero necesaria: ¿qué estamos haciendo para garantizar que ninguna mujer enfrente la violencia sola?No basta con marchar, señalar agresores o exigir justicia aunque todo eso importa.

La verdadera transformación llegará cuando las instituciones actúen con más rapidez, cuando la sociedad deje de justificar la violencia y cuando cada niña crezca con la certeza de que tiene derecho a una vida libre, plena y segura.

El 25N no es una fecha más. Es un recordatorio del pasado, un espejo del presente y un compromiso con el futuro.Porque mientras exista una mujer que tema por su vida, el mundo entero tiene la obligación de seguir gritando.

Marcar el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *