
Liceth Aldana siempre supo que había nacido para servir. Desde Magangué, Bolívar, su tierra natal, soñó con vestir el uniforme verde oliva de la Policía Nacional de Colombia. Y aunque su camino no fue directo ni fácil, nunca perdió de vista ese objetivo. Primero estudió Derecho, por acuerdo con su madre, doña Teresa. Se graduó en 2010, trabajó como abogada, pero en 2015, impulsada por su vocación, se presentó en secreto a la institución que tanto admiraba. Fue aceptada en su primer intento.
Su historia como patrullera comenzó en 2015 y pronto se destacó por su entrega. Pero en 2016, la vida le presentó un nuevo reto: cáncer de riñón. El diagnóstico fue devastador, pero ella no se rindió. Con determinación, se sometió a una nefrectomía laparoscópica y volvió a la vida activa. No dejó su uniforme, no abandonó su deber. A cada paso, eligió resistir, sanar y continuar.
En 2021, la vida le regaló un nuevo motivo para luchar: su hija. La maternidad llegó como un faro en medio de la tormenta. Aunque enfrentó sola ese camino el padre biológico se apartó, Liceth asumió el rol con entereza. Y cuando en 2023 le diagnosticaron insuficiencia renal crónica, volvió a demostrar que su espíritu no conoce de derrotas.
Hoy, desde Magangué, donde fue trasladada para cuidar también de su madre enferma, Liceth ha formado una nueva familia junto a su actual esposo, también miembro de la Fuerza Pública. Juntos tienen un hijo de ocho meses y un hogar construido sobre el amor, la fe y la esperanza.
A sus 36 años, esta madre, abogada y policía representa lo mejor del alma femenina: templanza, coraje y devoción. En este Día de la Madre, su historia no solo conmueve, sino que inspira. Porque ser madre, para Liceth Aldana, no es una pausa en la vida profesional ni un obstáculo en su camino de servicio. Es, simplemente, la razón por la cual lucha todos los días con más fuerza.



