
En un partido lleno de tensión, la Selección Femenina Sub-20 de Corea del Sur sufrió una dolorosa derrota ante Colombia con un marcador de 1-0, lo que marcó su eliminación del Mundial. El encuentro, que se llevó a cabo en el estadio Pascual Guerrero, no solo destacó por el resultado, sino por un acto de nobleza y humildad que conmocionó a todos los presentes.
Una vez la jueza española Marta Huerta dio el pitazo final, las coreanas sorprendieron a la multitud con un gesto que habló más que cualquier jugada en la cancha. En un despliegue de respeto y gratitud, se organizaron frente a la tribuna occidental del estadio y, en perfecta sincronía, hicieron una venia en señal de agradecimiento a los espectadores que, a pesar de la derrota, las aplaudieron por su entrega.
Pero el gesto no terminó ahí. Las jugadoras surcoreanas se desplazaron hasta el banco del equipo colombiano, donde, frente a sus rivales, repitieron la venia, honrando a las futbolistas que las habían vencido en el campo de juego. El acto fue recibido con admiración por el equipo colombiano y el público, quienes respondieron con una ovación cerrada.
Este inesperado y emotivo adiós de Corea del Sur quedará grabado en la historia del Mundial, demostrando que, más allá de la competencia, el respeto y la nobleza en el deporte son valores que trascienden cualquier resultado.



