
Hace un par de semanas acompañé a mi pareja a una cita médica;
algo de rutina. Nos atendió la doctora María Teresa Rodríguez Robledo, ampliamente
conocida en Casanare por su sentido de mujer y el carácter para decir las cosas,
ella no se queda con nada. Una médica que debe rodear los 35 o 40 años (espero
no desfasarme), cabello negro algo ondulado, y cuando va a referirse a los
pacientes, lo hace por encima del marco de sus anteojos, pero no desfija la
mirada. Es una mezcla entre amiga, mamá, profesora, doctora y la verdad sea
dicha, una feminista de voz seca que intimida.
Mientras atendía a mi ya casi esposa, giró su cabeza hacia mí y
con su habitual vista por encima de los anteojos me lanzó la mirada como fusil
de metralla y comenzó el ritual de preguntas para ella pero mirándome a mí, ni
se inmutaba:
–
¿Sufre de maltrato?-
pregunta ella
–
No, claro que no- le
respondo medio amedrentado
–
A usted no le hablo señor,
le pregunto a su novia- corta la médica.
–
No, no señora- responde mi
pareja un poco confundida, porque no la está mirando a ella, pero sí le
pregunta.
–
¿Es abusada, golpeada o
matoneada en su casa? Insiste la doctora Teresa.
–
¡No señora!- responde ella
con una cara entre confundida e incrédula.
En ese punto de la conversación, sin despegarme la mirada, la
médica quita el bajalenguas que le tenía metido en la boca, lo bota a la caneca
de residuos peligrosos, la hace bajar de la camilla y toma asiento en su
escritorio y concluye –aún sin dejarme de ver fijamente-: -Es que en esto se ve
mucho maltrato, y eso es algo que no se puede tolerar. Nosotros no debemos
recibir maltrato de ningún tipo, no necesitamos que nadie nos mantenga mamita-.
Si bien, nunca dejó de mirarme, el mensaje lo entendimos que era para los dos.
Me causó mucha intriga la forma en la que la galena abordó el
tema. Es exacto lo que hace falta en este mundo de “hombres” maltratadores: una
mujer que los ponga en cintura y les hable de tal manera que los haga ver como
simples mariquitas que no pueden sostener la mirada y que les acobarda saber
que ella, la mujer que sufre de la violencia, puede también hablar con carácter
y tomar decisiones radicales que duelen más que los puños y las palabras
grotescas.
Si bien no me sentí aludido con la conversación de tres -que
parecía de dos- me di a la tarea de averiguar los síntomas para detectar cuándo
una mujer es maltratada, es así como busqué a la sicóloga clínica Angie Viviana
Nieto, una profesional que justo ahora trabaja en una fundación dedicada a las
mujeres y esto es lo que ella dice sobre este álgido tema:
El maltrato continuado genera en la mujer un proceso patológico
de adaptación que se denomina Síndrome de la mujer maltratada. Este síndrome se
caracteriza por:
Indefensión aprendida: tras fracasar en su intento por contener
las agresiones, y en un contexto de baja autoestima reforzado por su
incapacidad por acabar con la situación, la mujer termina asumiendo las
agresiones como un castigo merecido.
Pérdida del control: la mujer piensa que la solución a las
agresiones deben venir del exterior, se vuelven pasivas y esperan las
directrices de terceras personas.
Los rasgos de la mujer maltratada
1.
Se cree todos los mitos
acerca de la violencia doméstica.
2.
Tiene una baja autoestima.
3.
Se siente culpable por
haber sido agredida.
4.
Se siente fracasada como
mujer, esposa y madre.
5.
Siente temor y pánico.
6.
Tiene una falta de control
sobre su vida.
7.
Padece sentimientos
encontrados: odia ser agredida pero cree que le han pegado por su culpa, que se
lo merecía.
8.
Se siente incapaz de
resolver su situación.
9.
Cree que nadie le puede
ayudar a resolver su problema.
10. Se siente responsable por la conducta del agresor.
11. Se aísla socialmente.
12. Está en riesgo de caer en diversas adicciones.
13. Acepta el mito de la superioridad masculina.
14. Teme al estigma del divorcio.
El maltrato en cualquiera de sus presentaciones es una
aberración social que jamás debe permitirse, y aunque no suene equitativo, el
mundo del periodismo me ha enseñado que tiene más crédito lo veraz, que lo neutral,
por eso, por encima de cualquier maltrato, el que es hacia la mujer es el más execrable.
Necesitamos más ‘María Teresas’, con carácter irrompible.Jorge Duke Suárez
Periodista Profesional/Marketing Estratégico/Consultor/Opinión Pública



