
Karen Rodríguez, estudiante de psicología en la UNAD Unisangil y madre de dos menores, rompió el silencio y decidió contar públicamente la historia de violencia psicológica y física que ha padecido durante más de una década a manos de su expareja sentimental.
Rodríguez aseguró que, aunque en un inicio la relación se presentó como estable, pronto aparecieron las infidelidades, las agresiones y los episodios de maltrato hacia ella y sus hijos. “Durante mi embarazo sufrí golpes y amenazas. Mi hija nació con un problema en el corazón y muchas veces él prefería estar pendiente de su teléfono y de otras mujeres, antes que de su familia”, relató con voz entrecortada.
Según contó, las amenazas comenzaron desde que su hija tenía apenas ocho meses: “Me decía que me iba a picar y que me mandaría en un cajón a la casa de mis padres. Incluso compartió fotos íntimas para intimidarme”.
A pesar de contar con una medida de protección, Rodríguez denunció que esta ha sido insuficiente: “Es como un adorno, no sirve para nada. La audiencia por incumplimiento me la programaron para finales de noviembre, mientras tanto debo esperar a ver si me mata o me pasa algo”, afirmó, señalando la lentitud de la justicia en estos casos.
La estudiante hizo un llamado a otras mujeres que atraviesan por situaciones similares a no quedarse calladas y a buscar ayuda. “Aunque sea difícil y doloroso, hay que denunciar y pensar en nuestros hijos. No se puede seguir alimentando la violencia de hombres que nos hacen creer que sin ellos no podemos vivir”, expresó.
Karen también cuestionó la falta de acompañamiento psicológico para sus hijos, quienes, según narró, han tenido cambios emocionales después de los episodios de violencia y de falsas acusaciones interpuestas por su expareja.
Finalmente, envió un mensaje contundente: “Si nuestra vida está en riesgo en una casa, no podemos quedarnos ahí. Hay que alejarnos antes de que sea demasiado tarde”.



