
El estero de la finca El Hatico, en Campo Alegre (Orocué), se secó repentinamente, dejando a decenas de galápagas y babillas en una situación crítica. Ante la emergencia, el campesino Carlos Uriel Rodríguez dio la voz de alerta, movilizando a las autoridades y a los habitantes de la región en una carrera contra el tiempo para salvar a la fauna afectada.
El equipo de Gestión del Riesgo de la Gobernación de Casanare, junto con Corporinoquia, la Alcaldía de Orocué, Bomberos y voluntarios, respondió de inmediato. Con palas, baldes y el esfuerzo conjunto, lograron rescatar 270 galápagas y 3 babillas, las cuales fueron trasladadas y liberadas en el caño El Duya, un afluente del río Meta que les ofrece mejores condiciones para su supervivencia.
Guillermo Velandia, director Departamental de Gestión del Riesgo, lideró la operación y destacó el impacto positivo de la jornada: «Fue un trabajo en equipo admirable. Gracias a la rápida respuesta de la comunidad y las autoridades, logramos evitar una tragedia ambiental».
Para Uriel Rincón, uno de los campesinos que participaron en el rescate, la experiencia fue profundamente emotiva: «Estoy contento por haber podido devolverle la vida a más de 10 galápagas con mis propias manos».



