La violencia en Tibú no cesa. En menos de 24 horas, dos enfrentamientos armados entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) desataron pánico en la región, dejando a un muerto y a otro herido en el barrio Camilo Torres de este municipio.Según el Coronel (r) George Quintero, secretario de Seguridad de Norte de Santander, los grupos armados continúan disputándose el territorio, lo que ha agravado la situación en esta zona del país. Las autoridades locales no han podido frenar la violencia, y el temor se apodera de los habitantes, que temen por sus vidas y por el futuro de la región.
La administración municipal ha tenido que tomar medidas excepcionales ante la crisis. Un toque de queda ha sido instaurado en algunas zonas de Tibú, mientras que las clases han sido suspendidas en varios sectores para proteger a los niños de la violencia. Además, algunas instituciones en Cúcuta han habilitado espacios para que los menores desplazados puedan continuar su educación de manera segura.La Gobernación de Norte de Santander ha emitido decretos con el fin de limitar las actividades en áreas más afectadas, pero el panorama sigue siendo desolador.
Las autoridades afirman que recuperar el control en la zona tomará tiempo, y el Coronel Quintero señaló que la violencia ha dejado huellas profundas que difícilmente se superarán a corto plazo.Mientras tanto, la población de Tibú sigue atrapada entre los enfrentamientos de los grupos armados, enfrentando una realidad de desplazamientos masivos y una creciente crisis humanitaria. La incertidumbre sobre el futuro de esta región sigue latente, y las autoridades buscan soluciones urgentes para poner fin a esta ola de violencia que parece no tener fin.
