Petro lo hizo realidad, entrega predios iconos de violencia a victimas en Casanare

En un acto simbólico de paz y reconciliación, la Agencia Nacional de Tierras entregó oficialmente cinco predios ubicados en el corregimiento de Tilodirán, a tan solo 25 kilómetros de Yopal, a 400 familias campesinas víctimas del conflicto armado. Estos terrenos, que formaban parte de la finca «Corinto», fueron anteriormente una zona de concentración para la desmovilización de combatientes paramilitares, un capítulo oscuro de la historia reciente de la región.

El proceso de entrega, realizado el 26 de enero, marcó un paso crucial hacia la reparación integral de las víctimas, que por décadas sufrieron desplazamientos forzados y despojo de tierras. Los predios fueron transferidos a la Agencia Nacional de Tierras por la Sociedad de Activos Especiales (SAE), luego de haber sido sometidos a un proceso de extinción de dominio tras la desmovilización del Bloque Centauros, responsable de innumerables crímenes en los Llanos Orientales.La Fundación Sembrar, organización que agrupa a los beneficiarios de este proceso, celebró el acontecimiento como una oportunidad para que las familias reconstruyan sus vidas a través de proyectos de desarrollo sostenible.

Rodulfo Arciniegas, presidente de la Fundación, agradeció al presidente Gustavo Petro por hacer realidad este anhelado sueño: «A pesar de las dificultades, el presidente está trabajando por la paz, y nosotros como organización le aportamos a la Paz Total», expresó emocionado.Por su parte, Doris Bernal, coordinadora de la Agencia Nacional de Tierras en Casanare, destacó que la entrega de estos terrenos es un avance significativo hacia la justicia social. “Este proceso representa un nuevo capítulo para las familias del caso Corinto, y un paso firme hacia la reparación de quienes han sido históricamente despojados de sus tierras”, señaló.

El acto de entrega de los predios de Corinto es un ejemplo de cómo la restitución de tierras puede ser una herramienta poderosa para la construcción de paz en Colombia. Las familias beneficiadas, antes víctimas del conflicto armado, ahora tienen la oportunidad de sembrar esperanza en tierras que alguna vez fueron escenario de violencia, pero que hoy se transforman en símbolos de resiliencia y reconciliación.