Jennifer Velandia: Crónica de una muerte insospechada

El pasado 31 de octubre de 2024, pudo ser la noche más terrorífica para la familia de Jennifer Velandia. Esta profesora de 23 años desapareció y nadie supo explicar cómo.

Un estremecedor caso tiene conmocionado al país, la noche de “las brujas” cuando todo parecía fiesta, en Yopal se fraguaba uno de los techos más terroríficos de los que se tenga memoria en la ciudad. William David Muñoz Márquez presuntamente, poseído por el peor sentimiento humano, le arrebataba la vida a esta profesora aparentemente por el odio que tenía en sí por las mujeres.

Aunque el país no sale del asombro tras la muerte de Velandia, este caso devela una buena cantidad de detalles, cada uno más espeluznante que el anterior; pero, ¿Cómo fueron los últimos minutos de vida de Jennifer? Les contamos. 

Un adiós a la consentida

Para Jennifer Velandia no había sueño imposible, su padre la refería como la niña consentida de su casa, una verdadera joya, nada le quedaba grande, llegó a ser profesora, madre sustituta de su hermano, para sus compañeras de fútbol era el motor del equipo, sin embargo Jennifer tenía una condición especial que la hacía vulnerable.  

Jennifer tenía una discapacidad auditiva la cual no le permitía escuchar ni hablar y este hombre se aprovechó de esto. 

La fatídica noche del 31 de octubre

Hace 14 años fue la última vez que se conmocionó el país en una noche de Halloween, por el famoso caso Colmenares, que lamentablemente en esta ocasión, tocó a nuestra querida Yopal, ahora con el caso Velandia. 

Sobre las 8:00 pm del 31 de octubre del año en curso, Jennifer acudió al llamado de su expareja sentimental William David Muñoz Márquez, quien le pidió que se vieran, en el lugar donde residía y donde fue hallado el cuerpo sin vida de Jennifer.

Cámaras de seguridad del sector registraron a Muñoz Márquez, saliendo de esa vivienda, vestido sutilmente. Llevaba una camisa azul a rayas blancas, una bermuda y unas cross, como si estuviera descansando. 

Un nuevo registro quedó grabado  sobre las 11:30 de la noche, cuando salió a comprar algo a una licorera ubicada al lado de su casa. A Muñoz Márquez no se le veía nervioso, solo esperaba mientras atendían a los demás clientes para luego hacer su pedido. Nadie imaginaba lo que estaba pasando a unos pocos metros.

Según la Fiscalía en rueda de prensa a los medios de comunicación de Yopal,  mientras este sujeto salió en esas ocasiones a la licorera de al lado de su casa, Jennifer se encontraba dentro de ese lugar amarrada y en estado de indefensión. 

Secuestro extorsivo

Esa misma noche, la familia de Jennifer recibió varias llamadas de Muñoz Márquez, que fueron calificadas como extorsivas, debido a que pidió dinero a nombre de Jennifer y recibió un aproximado de doscientos noventa mil pesos que serían para pagar “un parte”, porque supuestamente a Jennifer le habían sacado un comparendo y para que no le quitaran la moto, ella debía pagar esa suma de dinero.

Durante los siguientes días la familia de Jennifer en su dolor siguió con la esperanza de encontrarla y de continuar con su búsqueda. Incluso asistieron al Concejo Municipal de Yopal, en donde se desarrollaba  un debate de control político, a la Secretaría de Gobierno. Allí los padres  de Jennifer clamaron a la comunidad ayuda, para poder encontrar a su hija, no obstante y sin saber,  ya era demasiado tarde.

La motocicleta fue clave

El 1 de noviembre se observa en las diferentes cámaras de seguridad a Muñoz Márquez salir del lugar acompañado por una mujer quien era su pareja sentimental (que por su calidad de víctima y de protegida no diremos el nombre) en la motocicleta Yamaha perteneciente a Jennifer. 

El dueño de una compraventa donde Muñoz Márquez vendió la motocicleta fue una pista clave en la investigación de este caso, fue vendida por al rededor de ochocientos mil pesos y de esa manera se dio con el rastro del feminicida de Jennifer.

El hallazgo del cuerpo

El 9 de noviembre siendo las 6:00 de la mañana, se dio aviso a las autoridades porque en una vivienda ubicada al lado de Caño Seco, en plena zona céntrica de Yopal, se encontraron unas bolsas de las cuales se expelía un olor fétido.

A los pocos minutos, arribaron al sitio uniformados de la Sijín,  acordonaron la zona y al abrir las bolsas había dieron parte del cadáver de una mujer de quien inicialmente no se sabía su identidad.

Hasta esa vivienda, llegaron familiares de la joven desaparecida con el corazón en la mano y al abrir una de las bolsas, identificaron el color de las uñas y la ropa que llevaba Jennifer el último día que la vieron con vida. 

Durante el levantamiento en el lugar de los hechos se encontraba Edinson Quiceno, uno de los residentes de esa vivienda y quién dio aviso a las autoridades, alertando de las bolsas que tenían mal olor.

Pero fue hasta el siguiente día, el 10 de Noviembre sobre las 8:00 de la mañana que Medicina Legal confirmó que ese cuerpo pertenecía a Jennifer.

NO Más Feminicidios 

Familiares y amigos asistieron hasta el lugar de los hechos donde dio lugar la primera velatón en honor a ella y clamaron “¡JUSTICIA!”. Durante la mañana, hubo conmoción en el departamento, por la inmensa tristeza que causó este vil feminicidio y por los agravantes del caso, dada la discapacidad de Jennifer y su estado de indefensión.

En esa misma velatón se comenzaron a escuchar rumores, “Aquí vivía el ex novio” “ese fue” y ya se encontraba rondando un cartel de “Se busca”.

Luego de la captura y de la primera audiencia que tuvo Muñoz Márquez fue traído a la carceleta de la policía en Yopal donde lo tenían recluido esperando la segunda audiencia de imputación de cargos, celebrada el 13 de noviembre en la Fiscalía de Yopal.

¿QUÉ FUE LO QUE REALMENTE PASÓ?

La noche del 31 de octubre, Jennifer Velandia y la actual pareja de Muñoz Márquez, estaban amarradas. 

Entonces William tomó una almohada y delante de su compañera sentimental, cogió una almohada y ahogó a Jennifer. Muñoz Márquez la amenazó, diciéndole que si contaba algo, iba a picar en pedacitos a su hija, por lo que ella, profundamente aterrorizada, guardó silencio. 

La causa de muerte de Jennifer fue por asfixia y de acuerdo con el director de Fiscalías de Casanare, Anderson Pinilla, afirmó que la hora de la muerte habría sido sobre la medianoche del siguiente día.

Lo agarraron en Orocué

El gobernador de Casanare César Ortiz Zorro, ofreció una recompensa de hasta de 50 millones por información que permitiera capturar, al responsable de este atroz crimen. Fue tanto el desasosiego de la comunidad que dio aviso a las autoridades del paradero de Muñoz Márquez, quien fue capturado en Orocué-Casanare. 

Unos días antes, el 2 de noviembre Muñoz Márquez, obligó a su actual pareja a salir de Yopal y dirigirse a Orocué, en donde residen los padres de la mujer. Allí estuvo escondido por 7 días hasta ser capturado y judicializado por un Juez de Recetor- Casanare por el delito de desaparición forzada.

La pareja sentimental de Muñoz Márquez, luego de su captura habló con las autoridades y fue trasladada a Yopal en calidad de víctima de secuestro, tortura y amenazas contra su vida. Ahora es una testigo clave para esclarecer los hechos.

Como evidencia de las torturas a las que fue sometida, se tienen en cuenta las huellas en su cuerpo, rostro y en las zonas íntimas.

Luego de la captura y de la primera audiencia que tuvo Muñoz Márquez fue traído a la carceleta de la policía en Yopal donde lo tenían recluido esperando la segunda audiencia de imputación de cargos celebrada el 13 de noviembre en la Fiscalía de Yopal.

Qué fue lo que realmente pasó?

Por ahora, la Fiscalía imputó cargos por feminicidio agravado en consideración a la existencia de una instrumentalización de género a Jennifer  y agravado por su discapacidad física y porque su muerte se dio, en estado de indefensión. Esto en concurso heterogéneo y sucesivo con delito de secuestro extorsivo agravado y hurto calificado.

Muñoz Márquez no aceptó los cargos, sin embargo, la Fiscalía cuenta con suficientes pruebas para solicitar, por el momento, una medida de aseguramiento en prisión. Al finalizar el juicio, la pena que podría imponerse, considerando el delito más grave del que se le acusa, podría superar los 50 años de condena.

Al finalizar el juicio, la pena que podría imponerse, considerando el delito más grave del que se le acusa, podría superar los 50 años de condena.