
Estados Unidos ha dado un paso audaz en su estrategia de presión contra el Gobierno de Nicolás Maduro, al incautar el avión presidencial venezolano en la República Dominicana, y trasladarlo a Florida. La operación, confirmada por CNN, se llevó a cabo tras descubrirse que la adquisición de la aeronave violaba las sanciones impuestas por Estados Unidos, lo que justificó su confiscación.
Funcionarios estadounidenses revelaron que la operación contó con la participación de varias agencias federales, incluyendo el Departamento de Seguridad Nacional, el Departamento de Comercio, la Oficina de Industria y Seguridad, y el Departamento de Justicia. La cooperación entre Estados Unidos y la República Dominicana fue esencial para llevar a cabo esta acción sin precedentes, notificando a Venezuela sobre la incautación.
“Estamos enviando un mensaje claro: nadie está por encima de la ley, nadie está por encima del alcance de las sanciones estadounidenses,” declaró un funcionario a CNN.
Este es un momento de alta tensión entre Washington y Caracas, exacerbado tras las cuestionadas elecciones venezolanas del 28 de julio, que consolidaron la reelección de Maduro, lo que ha sido duramente criticado por la administración Biden. Aunque no es la primera vez que Estados Unidos confisca activos relacionados con Venezuela, esta incautación marca un nuevo nivel de presión al apuntar directamente a un símbolo de poder tan emblemático como el avión presidencial.