Subteniente del Ejército fue asesinado por sus compañeros por oponerse a los falsos positivos

La barbarie que fue para el Ejército el episodio de la aparición continua de un falso positivo marcó una etapa que Colombia parece que jamás podrá olvidar. La muerte de cientos inocentes por orden de altos mandos de las fuerzas armadas es algo que, para mucho, es imperdonable.

Sin embargo, los miembros del Ejército han llegado a estar divididos a la hora de tomar decisiones en torno a este tema, pues para algunos las ejecuciones extrajudiciales iban en contra de la ética de los derechos humanos. Como le sucedió al subteniente Jesús Javier Suárez Caro, quien fue asesinado el 18 de marzo de 2005 por sus propios compañeros por oponerse a los falsos positivos.

“Mi hijo, él muere porque no iba con los falsos positivos , se lo dijo varias veces a su comandante mayor Guzmán Ramírez David y se lo hizo saber a sus subalternos. Yo en la muerte de mi hijo no voy a culpar ni al soldado, ni al suboficial ni al general. Culpo al Estado, el Estado sabía de eso, el Estado fue el que liquidó a mi hijo”, narró Jesús María Suarez, padre de la víctima.

Durante 17 años, el padre de Jesús Javier recibió la versión de que su hijo había sido abatido en un combate frente a la hoy extinta guerrilla de las Farc ; no obstante, la investigación de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) reveló que, la muerte del subteniente había sido en manos de sus compañeros del Batallón de Contraguerrillas 79, pues Suárez se convirtió en un opositor al movimiento.

“¿Qué era lo que les enseñaban acaso?”, pregunté. ‘Pues, a matar, a matar’. “¿Eso era lo que les pedían?”, le insistí. “Les pedían litros de sangre y muertos”, le contó Jesús Javier Suárez a su padre.

“Jesús Javier Suárez Caro fue víctima de muerte violenta a traición causada por sus propias tropas (…) Uno de los propósitos de esta muerte fue generar terror en el seno del BCG 79 e intimidar a quienes quisieran oponerse o desvincularse de la empresa criminal”, indicó la JEP en su informe.

Jesús María Suárez, padre de la víctima, señaló que nunca creyó en la versión que le había entregado el Ejército Nacional . Su hijo por mucho tiempo se comunicó con él, y le hizo saber que en su batallón se habían destruido por completo los derechos humanos. Según él, un día antes de la muerte del subteniente, le llamó a decirle que quienes le iban a matar no estaban en el monte, sino que dormían todos los días a su lado.