Dio tres pasos antes de acercarse hasta donde yo estaba, me miró antes de referirse a mí y con un poco de temor infundado y un respeto adoptado me dijo: Yo quiero ser defensor de los derechos de las personas con discapacidad. No contaba con más de veinte años y aunque sonaba noble su propósito, pensé en tanto líder asesinado en los territorios y le dije sin sonrojarme -Hágale pues.
Por: John Alexander Díaz Ortegón

Mientras muchas personas esperan la navidad en pleno inicio de esta fecha de natilla, buñuelos y rutina, el tres de diciembre se celebra el Día internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad, siendo una fecha esperada por tantos quienes quieren manifestarse de alguna manera por la carencia que vienen viviendo; y aunque la humanidad viene celebrando y conmemorando desde 1948 los derechos humanos, es verdad que aunque los adelantos han sido significativos, todavía hay quienes desde cualquier orilla ideológica han tratado de violentarlos.
– ¿Qué tengo que hacer para poder defender los derechos humanos de las personas con discapacidad?
Al rato de silenciar por estar reflexionando, lo invité a un jugo -de los de la industria- y esto le dije:
En cada una de las épocas siempre hay quien aparezca que desde ideas radicales busca violentar a sus coterráneos, como también en cada época aparece quien busca defender la vida, la humanidad, el planeta, la diferencia. Y aunque esta parezca ser el momento de la historia con más violencia, con más desaparecidos, con más hechos lamentables, también es la época más paradójica, porque es el tiempo en que las personas cuentan con más medios para informarse, los flujos de contenido son más flexibles para tener la oportunidad de comprender cada situación, hay quienes están más dispuestos a la defensa, también según muchas teorías, es el tiempo con menos memoria para olvidar a quienes han caído por violencia.
Decía Carl Marx que se seguían ideologías por desconocimiento, Zizek, el filósofo esloveno en cambio refería que las ideologías se siguen aún conociéndolas. La ideología de la normalidad, las ideologías culturales, las ideologías políticas, cuales muchas vienen con la posibilidad de ejercer su poder violento, reforzadas con seguidores conocedores que las apoyan a nombre del orden, la paz, la religión, las buenas costumbres, la normalidad.
Es importante este tiempo histórico porque tenemos defensores de los animales, la pacha mama, el agua, la soberanía alimenticia, el poder vivir con una diferencia, la libertad de culto, la liberación del territorio, defensoras de la mujer, al ser indígena, negro, romaní, raizal, a la vida, a la muerte digna, al aborto, al cuidado del ambiente, la libertad de expresión, a los medios libres… pero es el tiempo en que la violencia se profundiza, porque además las identidades han diseminado las individualidades, permitiendo unas luchas agrupadas pero no colectivas, por especificidades -no menos importantes pero que diluyen un poco las luchas contra los sistemas realmente somete dores de la vida, la dignidad, la libertad, la autonomía. Por ejemplo el capitalismo salvaje por encima del capitalismo social, el robo de tierras para preñar ganado y ocupar tierras por encima de la colectividad del territorio y la soberanía alimenticia, el sometimiento del trabajador y el pago a centavos por encima de los derechos del obrero y las garantías de vivir dignamente con su familia, el individualismo egoísta y satisfacción del ego por encima de las comunidades, las familias y las colectividades, la explotación de la vida animal por encima de la fauna y flora protegida, el patriarcado y el machismo por encima de la igualdad de género y la equiparación de oportunidades, la reproducción de la normalidad por encima de la vida diferencial, la diversidad de los cuerpos y claro, la discapacidad como resistencia, como oportunidad de cambio; la inclusión ya no como afianzamiento del último eslabón del neoliberalismo, sino como apuesta del cambio social que tanto necesitamos.
Sus ojos me decían que fácil es poder hacer que todos vivamos de una mejor manera, y me empezó a explicar sus razones. No quiere volver a ver a nadie aguantando hambre mientras en el supermercado de cadena botan la comida a la basura, no quiere volver a ver a los niños en las calles con sus madres violentadas mientras las cantinas sigan llenas de borrachos adoloridos; no quiere ver a los más pobres sometidos por una maquinaria que los sobrepasa en fuerza; no quiere ver a personas encerradas en sus propias casas porque no pueden salir por sus condiciones físicas, sensoriales, psicológicas, cognitivas, pagando una condena sin ninguna culpa; no quiere volver a ver a todos del mismo modo reproduciendo un modelo impuesto de ser, verse y comportarse cuando todos somos diferentes; no quiere volver a ver la tierra contaminada por la falta de planeación de los gobiernos y el descuido de los humanos; no quiere ver más animales asesinados colgados entre vitrinas siendo desechados por la voracidad humana innecesariamente; no quiere ver a más mujeres sometidas por unos hombres que mantienen las ideas violentas del machismo y desconocedores de las nuevas masculinidades; no quiere volver a ver animales asfixiados por el humo controlado de los laboratorios de las tabacaleras comprobando medicamentos; no quiere volver a ver a desplazados en las calles por la guerra, por el robo de sus tierras, por la desigualdad, por la crisis climática -iba a seguir con su listado y antes de que avanzara le dije: Yo quiero ser defensor de los derechos y humanos.
Ser defensor de cualquier derecho es se defensor de todos los demás derechos. Los derechos son interdependientes y no deben ser regresivos, son indivisibles pues no se cumplen por partes y ni a pedacitos, además que son universales y son protectores de la vida, y no solo la vida humana.
Se hace necesario que todas y todos seamos garantes para una mejor vida para con los demás, siendo protectores y ciudadanos que acogemos a los desprotegidos, pues los señores del mal que desangra la vida por tres pesos están a la vuelta de la esquina esperando un descuido para declarar la desmemoria y decretar el sometimiento a sus intereses como norma. Por más días como este tres de diciembre, en el que no solo se recuerda que la discapacidad no es la cualidad que tiene un ser humano sobre su cuerpo por su condición, sino que son las barreras que entre todos construimos en sociedades y estados desiguales. Estas las podemos mitigar, con un poco de esperanza, un poco de ojo pelado y otro poco de activismo contra cualquier acto de violencia que busque reducir la vida a un par de billetes verdes.