Por: John Alexander Díaz Ortegón
@Johndaz988
*Licenciado en educación, magister en educación, creativo literario, columnista y activista de derechos humanos.
Si el niño dios hubiera nacido con un diagnóstico específico, como por ejemplo Síndrome de Down, autismo o parálisis cerebral, de seguro la siguiente sería su historia y la del cristianismo en general.
José, tenemos que irnos a Belén, Cesar Augusto el emperador está haciendo un censo en galilea y presiento que sospecha el nacimiento de nuestro niño Jesús, diría María sin todavía intuir que su hijo nacería con una discapacidad.
Ya en el pesebre, José vería a su hijo hecho carne, el que antes los ángeles le habían revelado mediante sueños. – ¿Y ahora qué hacemos, María? mira como nació el niño. No es de cabello claro como lo han dicho los europeos, tampoco es blanco y sus ojos no son azules. Más bien es parecido un poco más a nosotros: moreno, de cabello oscuro y mira, ahora también salió enfermo: “es discapacitado”. -Gracia de dios, diría María. Es nuestro hijo y debemos también quererlo, aunque sea defectuoso.
Un tiempo después, los pastorcitos que vinieron a verlo, enterados y convocados por los ángeles al recibimiento, entre ellos murmurarían y expresarían: ”tal vez es un propósito divino pa’ que ellos sean más humanitarios, ahora cómo van a hacer con ese niño, dirían otros, si tan solo tuvieran dinero para sacar adelante a ese niño, dios algo les debe estar enseñando, algún pecado cometerían los padres, seguramente algo en la madera con la que trabaja José, tanto caminar le hizo daño a la madre sospecharían otros, y cuándo grande a qué va a dedicarse una personita de estas, lo tienen que mantener toda la vida, pa’que traer un niño así al mundo verdad, pura falta de responsabilidad; y Finalmente un pastorcito más consciente diría ya dejen tanto comentario ¡ojalá ninguno de sus hijos o nietos vaya a nacer así malito!
Por su parte, el emperador se hubiera enterado y de tajo no hubiera enviado a su ejército a tomarse la ciudad buscando el niño, ni hubiera tenido que decretar toque de queda ya porque no era necesario, un niño así no tiene futuro, que va a ser rey de nada, las personas sospecharían de él y seguro nadie lo tomaría enserio (lo verían siempre como un niño hasta su adultés, hasta sus treinta y tres años que luego muriera por ahí en cualquier silla en el rincón de una carpintería); finalmente diría con sorna Herodes: ¡y a donde es que está su dios!
La familia de cada uno de los padres miraría a la otra con culpabilidad; seguramente hubieran hecho una investigación sobre el árbol genealógico de José y María y entre ellos mismos, se hubieran mirado con desconfianza desde cuál de sus familias pudo haber venido la malformación.
Los viajes de María y José por Belén, Jerusalén y Nazaret, ya no tendrían como propósito huir de una persecución abortada, sino para encontrar algún curandero que les brindara la sanación para su hijo. Curanderos con todas las hiervas, rezanderos de todos los dogmas, los médicos más conocidos en su diagnóstico. Así, la vida oculta de Jesús fuera conocida por todos los viajes de sus padres al señor de los milagros, el Bautista lo bautizaría para sacarle los demonios de su enfermedad, los doce apóstoles debieran buscar otro oficio y a Judas le daría pesar traicionarlo: no hubiese tenido necesidad, era como quitarle el dulce a un niño, “y tras el hecho discapacitado”, diría tranquilo.
Ya los reyes magos no solo traerían mirra, oro e incienso, sino que vendrían con noticias sobre alguna fundación en el que puedan rehabilitar al pequeño y seguro con el tiempo ya queda sanito, el de la mirra, le recomendaría las propiedades de su planta para calmar dolores, inflamaciones y con inhalaciones, pudiera calmar las emociones del niño dios para cuando las alteraciones. El del oro ya dejaría desde ahora su dinero para cuando tengan que ir al doctor.
Ya cuando estuviera grande, los ciegos, sordos, “inválidos” harían parte de los amigos de Jesús, y de seguro su lugar de encuentro hubiera sido la plaza pública, ya no para predicar, sino para recibir limosna de los comerciantes. Estos, a propósito, ya no lo odiarían por los daños que ocasionaría en el mercado, sino que lo tendrían para hacer sus mandados, cogerlo de burla o hacerle alguna broma, no sería menos que el “bobito del pueblo”. Tal vez lo hubieran internado en un centro de rehabilitación, Teletón lo hubiera invitado a su programa para sacar dinero, no le darían trabajo porque como para hacer qué cosa, no hubiese ido a la escuela, los sabios lo invitarían a la academia para hacer investigaciones con él, Julio Cesar y Herodes lo llamarían a su palacio para tomarse la foto en campaña electorera, la iglesia hubiera hecho recolectas para su causa y Juan, Lucas y Mateo en sus evangelios nunca hubieran hablado de él más que como el discapacitado de Nazaret.
Los medios de comunicación titularían: el hijo de maría y José, el que sería hijo de dios nació con un defecto congénito. José, obligado a dar declaraciones junto con su esposa María, dirían que dios lo quiso de esa manera y que está cumplido su propósito, que si dios quiere llevará una vida normal. Luego lo dejarían vivir a su suerte.
Al fin, este en revés de la historia nunca se cumplió porque nació sanito el niño dios; no tuvo ninguna complicación distinta al nacer más que la política, y el propósito espiritual de dios padre se cumplió con un niño normal, para una historia teológica normal, para una religión normal, en un mundo de normales que con facilidad niegan su diversidad.