Son diversas las actividades que la comunidad católica del Meta y de otras partes del país que han llegado a Villavicencio, están viviendo en los momentos previos a la llegada del Santo Padre este viernes.
Uno de los actos simbólicos de mayor trascendencia tuvo lugar en la Catedral Nuestra Señora del Carmen, hasta donde llegó del Chocó el Cristo de Bojayá, acompañado de una nutrida comisión de víctimas de la violencia.
Esta comunidad chocoana viajó desde el lunes desde Bella Vista, la cabecera municipal de Bojayá hasta Quibdó. Allí debieron esperar cerca de 16 horas porque los vuelos estaban suspendidos por la venida del Papa. Finalmente llegaron el miércoles hacia las 4:30 de la mañana hasta Villavicencio.
Acto simbólico
En el parque Las Malocas en donde se iniciará la eucaristía a las 9:30 de la mañana, se espera que el Santo Padre haga una oración por todas las víctimas del conflicto que han sufrido millones de colombianos.
“Unas mujeres que le cantan a la vida y este Santo Cristo mutilado fue lo que nos quedó en Bojayá y es el retrato de la violencia que vivimos, pero hoy estamos hablando de la reconciliación, de mirar al otro a los ojos y que en este país no queden más enemigos y que no nos busquemos para matarnos, que en este país quepamos todos y todas”, señaló una de las mujeres cantoras de Chocó.
Cabe recordar que en Bojayá se dio una de las masacres más sangrientas en la historia del conflicto colombiano. Era 2 de mayo de 2.002 hacia las 10:15 de la mañana cuando las Farc lanzaron un cilindro cargado con dinamita a una iglesia en donde había decenas de personas.
Ahora ese Cristo sin pies y sin brazos refleja lo que dejó el conflicto, “Este Cristo es la expresión viva de que podemos salir adelante en medio de las dificultades”, señaló el padre Álvaro Hernán Mosquera Asprilla padre de la capilla del nuevo Bellavista, pueblo bañado de sangre que hoy tiene la esperanza de ser un pueblo en desarrollo.
Mensajes del Santo Padre
En la mañana el Papa Francisco estuvo reunido con más de 25.000 jóvenes a quienes les dijo “vuelen alto y sueñen grande. Hagan que no nos acostumbremos al sufrimiento y al abandono. Ayúdenos a sanar nuestro corazón, a contagiarnos de la esperanza, esa esperanza que está dispuesta a dar una segunda oportunidad. Jóvenes ustedes son la esperanza de Colombia y de la iglesia”, recalcó.
Dijo que es importante dejar de lado los egoísmos. “Nos podemos encontrar y sanar las heridas”, sostuvo el Santo Padre.
El Papa Francisco señaló que es necesario dejar de lado los intereses personales y grupales que consumen de manera egoísta lo que está destinado para el bienestar de todos; se debe dejar las tinieblas del irrespeto por la vida humana que acaba con la vida de inocentes; las tinieblas de la sed de venganza y odio que mancha con sangre, las manos de quienes se toman la justicia.
A los obispos les llamó la atención resaltando que no son políticos, son pastores y que la comunidad necesita gente que los comprenda y no personas que quieran escalar. “Si quieren escalar váyanse a las montañas”.
Cuando culminó la eucaristía en la que participaron más de un millón de personas, el Santo Padre se dirigió a la Nunciatura Apostólica a culminar su jornada y allí había decenas de personas. El Papa decidió saludar a sus feligreses, especialmente a un grupo de discapacitados que le dejaron un mente una idea que sirvió para entregar el mensaje de despedida.
Fue Lina María una persona con discapacidad, quien le dijo al Santo Padre: “Queremos un mundo en el que la vulnerabilidad sea reconocida como escancia de lo humano”.
Entonces Francisco dijo a los fieles que todos somos vulnerables, solo que en unos casos es más perceptible que en otros.
“Tantas cosas que no nos funcionan adentro y nadie las ve y que sea rescatada la vulnerabilidad; curada en la medida de lo posible y que dé frutos para los demás. Tenemos la necesidad de ser sostenidos por Dios”, afirmó.